Author: gabtorar
•10:36
Hechos 8:30-31 “Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él”.

Muchas veces he mencionado que el principal problema del hombre o mujer (creyente, devoto) no es tanto llegar a conocer la voluntad de Su Señor, sino dejarse mover por esa voluntad.

Hay un abismo entre saber lo que la biblia dice y entenderlo.

Muchas persona podemos recitar textos de la escritura y luego sentirnos totalmente confundidos por circunstancias adversas que tenían perfecta respuesta en los versículos memorizados.

Cuanta gente dice “yo leo la biblia”, pero no la entienden.

Es que no se trata solo de leerla. Entender lo que uno lee es más importante todavía, es realmente indispensable.

Felipe preguntó al eunuco si entendía lo que leía. Aquí tenemos un excelente ejemplo de uno que tiene disposición para Dios pero que necesita un empujón para hacer la voluntad de Dios.

El eunuco honestamente explicó que sin alguien que le explicase, difícilmente podría entender lo que leía.

Es genial encontrarse con personas así. Gente que lo único que está esperando es “la invitación a ser parte de”.

Como los obreros de la hora undécima, estaban desocupados en la plaza, y argumentaron que estaban ahí porque nadie les había contratado. Estaban disponibles, esperando la invitación.

¡¡Qué gran llamado de atención a quienes tenemos la responsabilidad de testificar de esta gran salvación!!

Esto hace recordar las palabras de Pablo “¿Cómo oirán si nadie les predica?”

A veces damos por sentado que las personas entienden las cosas de Dios. ¡¡Nada más lejos de la realidad!!

Son millares los que tal vez teniendo la voluntad dispuesta, no pueden ir más allá, porque les falta esa mano amiga, ese empujón amable, que les permita salir de su inercia y comenzar a transitar por el camino de la salvación.

Por supuesto, también hay quienes no quieren nada con el Señor. Sin importar con cuanto amor, o pasión uno se disponga a ser un puente entre ellos y el Señor, su postura es siempre negativa y reticente.

Pero no todos son así. Y por aquellos que están dispuestos, vale la pena esforzarse.

Felipe fue llevado por el Señor a este eunuco. Uno podría pensar: “es solo una persona, que más da”. Pero a Dios le importa esa única persona.

Derechamente creo que debemos replantearnos la relevancia de nuestra participación en el propósito de Dios, porque si uno analiza la escritura con detención, se dará cuenta que hay algunos que están esperando el llamado, y ¿quién sabe si el instrumento escogido por Dios para ello eres tú?
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