Author: gabtorar
•13:44

Efesios 6:13 “Por tanto, tomad TODA la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes”.

Hay momentos en la vida que demandan una vestimenta impecable. Se trata de ocasiones especiales como ceremonias, en las que uno no puede ser descuidado con lo que usa a la hora del vestuario.

De acuerdo a la escritura estamos insertos en medio de un conflicto, una guerra de orden espiritual.

Lo que está en juego es la supremacía: quien gobierna, ¿Dios o el diablo?, ¿la luz o las tinieblas?

Lo que está en juego es si prevalecerá la verdad (de Dios) o la mentira (cuyo padre es el diablo)

La biblia afirma que desde los días de Juan el bautista HASTA AHORA el reino de los cielos sufre violencia.

En todo conflicto o guerra se requiere de soldados.

Los soldados son personas entrenadas para combatir, quienes además de contar con un exigente entrenamiento, deben usar un particular tipo de vestimenta.

La vestimenta cumple un importante rol en la preservación de la vida del soldado. Usar esta vestimenta no es un asunto opcional.

Por cierto, los tipos de vestimenta que usan los soldados han variado con el tiempo, porque las formas de pelear han también han cambiado.

En la antigüedad usaban pesadas armaduras, hoy en cambio usan livianos trajes que permiten a los soldados “mimetizarse” con el ambiente natural, pero el objetivo al usarlo sigue siendo el mismo: proteger.

Para enfrentar exitosamente este conflicto espiritual que menciona la biblia, Dios ha dispuesto una completa armadura.

Esta armadura consta de varias piezas. Y la primera referencia que hace la palabra de Dios es a TOMAR TODA LA ARMADURA.

La mentalidad simplista de este tiempo invita a hacer las cosas “lo más simple que podamos”, y si bien hay casos en que uno puede simplificar, existen áreas en que uno no puede darse el lujo de actuar bajo una mentalidad simplista.

Tener descuidos en esas áreas puede poner en riesgo el bien más preciado que uno tiene, la vida.

Ser descuidados con la armadura, pone en riesgo la vida, la espiritual al menos.

Tomar cada pieza de la armadura es necesario porque cada parte de ella cubre una área específica de nuestro ser.

No tener ese espacio cubierto ofrece al enemigo un blanco abierto y sencillo para el ataque.

Si el enemigo ve un área desprovista en tu vida no dudes que la usará para avanzar contra ti.

No cometas el error de engañarte respecto al diablo, el diablo no es un personaje simpático o bonachón que sólo ha sido mal entendido, él es un ser malvado e inmisericorde. Es un ladrón y un asesino, un mentiroso y un traidor. Al diablo no se le debe tener compasión, porque no servirá de nada, si él pude destruirte no trepidará en hacerlo.

La expresión “pobre diablo” es otra de sus bien planificadas mentiras para tratar de maquillar su imagen.

Ser negligentes en usar cada pieza de la armadura nos pone en situación de riesgo.

La armadura puede resultar incómoda, pero es efectiva como elemento de protección.

Uno encuentra muchos ejemplos en lo cotidiano de lo riesgoso que es querer simplificar ciertas cosas.

Verdaderamente el problema no es querer simplificar, sino más bien no tener la disposición para hacer cosas que nos resultan incómodas, como lo es, caminar con una armadura “a cuestas”.

El enemigo a veces usa la flojera o comodidad, para que no logremos los objetivos de Dios.

Por comodidad nos rehusamos a hacer cosas que demandan un esfuerzo mayor de nuestra parte.

Yo prefiero cruzar la ciudad (si la voluntad de Dios) para estar donde Dios quiere que esté.

Uno puede tener una congregación en la esquina de la casa, por ejemplo, pero quizá no sea el lugar más apropiado para mi crecimiento espiritual.

De pronto el lugar que necesito para avanzar en la vida espiritual demanda el esfuerzo de atravesar la ciudad. Bueno, si es eso lo que Dios desea, me convendría mucho comenzar hacerlo.

Hay cosas que demandan esfuerzo de nuestra parte.

Pablo tenía la tranquilidad de haber enseñado TODO EL CONSEJO DE DIOS a los hermanos de efesios.

Haberlo hecho era seguro para él (un día daría cuenta) y por supuesto, también lo era para ellos.

En la obediencia, siempre hay ganancia.

Tomar TODA la armadura de Dios, no será la excepción, y siendo que Dios lo ha dispuesto así, es lo mejor que podríamos hacer.

Al fin y al cabo los principales favorecidos ¡¡seremos nosotros mismos!!

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