Author: gabtorar
•13:28

Efesios 6:16 “Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno”.

La siguiente pieza de la armadura del cristiano es el escudo. Este no es cualquier clase de escudo, es un escudo de fe.

¡¡Que interesante punto el que ofrece el Señor aquí!!

Dios desea que nuestra fe sea como un escudo para nuestra vida.

Uno jamás se haría de un escudo de material ligero. Cualquier soldado, sabe que si ha de tener un escudo, este debe ser del material más sólido posible, y sin rodeos, el Señor puntualiza que este escudo es un escudo de fe.

¿Que quiere decir? Simplemente que nuestra fe debe ser sólida.

Los escudos son el arma defensiva más antigua. Deben ser sólidos para resistir los embistes del adversario. Se usaron ampliamente hasta el siglo XVIII en que las armas de fuego los dejaron prácticamente obsoletos.

En la vida espiritual, es muy útil contar con un escudo con el que podamos cubrirnos de los dardos del enemigo. Este enemigo es el diablo. Sus dardos son básicamente ataques enviados sobre nosotros al nivel de la mente y el pensamiento.

Esos dardos de fuego son dudas, miedos, sentimientos (“siento esto o esto otro”), incertidumbres y otras muchas cosas que nos inquietan y que atentan directamente contra la fe y la confianza que deberíamos tener (y por la cual deberíamos descansar) en Dios.

Esta arma defensiva debe ir sobre todo lo demás.

La fe es una poderosa arma que no siempre utilizamos. Dios ha dado fe a todas las personas, Unos echan mano de esa fe, mientras que otros no. Pero >Dios nos insta a tomar la fe y a usarla como escudo para protegernos de las mentiras y engaños satánicos.

Una fe sólida se logra caminando con Dios en obediencia a las pequeñas indicaciones que Dios nos da por Su palabra.

Cuando soy fiel en lo poco que Dios me pide, Él me pone sobra algo mayor.

Uno crece, avanza espiritualmente (y por supuesto en la fe) cuando acata al Señor. La indicación para el soldado cristiano es tomar cada pieza de la armadura provista por el Señor, y poner sobre todo ello el escudo para defensa contra las mentiras de Satanás

Cuan sólido sea ese escudo dependerá de cuan consistente sea la fe de cada uno.

Uno tendrá una fe más (o menos) sólida, dependiendo de cuanto alimente esa fe.

“La fe viene por el oír, y el oír, por la palabra de Dios”. Esto implica que nuestra fe es alimentada al oír la palabra de Dios.

A modo de ejemplo, por regla general nos alimentamos en promedio de tres vece al día. Desayuno, almuerzo y cena son comidas típicas pare la mayoría de las personas.

Algunos (como ocurre con nuestra cultura chilena) tenemos hasta una cuarta comida, que es la once. Eso habla de cuan prioritario es para nosotros el tema de la alimentación.

Cabe preguntarse ¿Tenemos la misma dieta espiritual? ¿Alimentamos de la misma manera nuestra fe?

Una fe sólida, “no se da sola”. Una vida espiritualmente nutrida es el resultado de una acción intencionada, de una búsqueda, de una inversión.

Dios nos manda a tomar el escudo de la fe. Si lo tomamos como Él nos manda, este nos protegerá eficazmente de los ataques del maligno. Pero tomarlo, como Él pide, es indudablemente, una opción personal.

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