Author: gabtorar
•8:59

Efesios 6:14 “ceñidos vuestros lomos con la verdad”

La armadura del soldado cristiano consta de 6 piezas. Cada una de las cuales es imprescindible para mantenerse protegido contra el enemigo porque cada una cubre un área específica de nuestra vida.

En los siguientes escritos me referiré a cada una de ellas de modo particular.

La primera de ellas es el cinturón.

Para tener una debida comprensión del tema es importante entender lo que hace un cinturón. Primero que todo, sirve para sujetar, para dar firmeza a aquello que cubre nuestros lomos (cintura).

El cinturón brinda la tranquilidad de que no quedaremos descubiertos en las partes íntimas de nuestro cuerpo.

Para Dios el tema del cuerpo no es algo secundario. Hoy día vemos un relajo extremo en el vestir de moros y cristianos, pero como he dicho antes, para Dios el tema del vestir sigue siendo importante.

Modistos, diseñadores y las tendencias de moda pueden cambiar pero el principio de modestia y santidad en el vestir debiera estar siempre vigente en el corazón de los cristianos.

Desde ese punto de vista, un cinturón está allí para asegurar que nuestras ropas permanecerán donde deben estar.

Inicialmente lo usaban soldados y militares, pero hoy en día se ha vuelto un elemento más bien decorativo.

Sin embargo, hay algo interesante sobre el cinturón. Como su nombre lo indica este va a la altura de la cintura y la cintura es precisamente la zona más próxima a nuestras partes íntimas.

Es asimismo la parte media de nuestro cuerpo. De modo que “ceñir nuestros lomos (cintura) con la verdad” implica que la verdad debe estar ligada a lo más intimo de todo nuestro vivir.

La biblia misma dice que Dios ama la verdad en lo íntimo. Dios no es un Dios de apariencias. Él conoce (y además le importa) lo que sucede en lo íntimo, esto es dentro de nosotros.

He dicho que a Dios no le bastan solamente nuestros hechos, para el son importantes nuestros motivos también, lo que nos impulsa a actuar.

Que ciñamos nuestra cintura con la verdad, quiere decir que la verdad debe estar ligada a lo más profundo de nuestro ser.

He visto con dolor, como muchos hombres y mujeres que dicen compartir la fe de Cristo mienten con demasiada frecuencia y facilidad.

Jesús afirmó ser el camino pero también LA VERDAD.

Jesús afirmó que el diablo es “padre de mentira”. De modo que quienes mienten están actuando bajo la influencia del diablo. ¡¡Así de serio!!

Para un mundo tan relativizado como el nuestro, donde cada uno hace lo que le parece y en el que los absolutos ya no significan nada, la mentira ha llegado a ser el lenguaje universal que rige los negocios y las relaciones.

No obstante, Dios sigue llamándonos a dejar de lado la mentira, a abandonar todo aquello que es dudoso o falso.

Él es la verdad. Dios no tiene algo de verdad, ÉL ES la verdad misma y ha determinado que los mentirosos no entrarán en SU Reino.

Tan cierto como Su amor es la severidad de SU juicio contra quienes practican la mentira.

En el contexto de esta guerra espiritual de la que he estado hablando, JAMÁS podremos derrotar al enemigo si usamos su lenguaje, que es la mentira.

Si vamos a luchar contra el padre de mentira siendo nosotros mismos gente que practica la mentira o el engaño, NO LOGRAREMOS vencerlo.

Se necesita un poder mayor, y ese poder mayor es el de la verdad. Cristo venció al diablo. Cristo es la verdad, La verdad de Cristo vence todas las mentiras del diablo.

Del mismo modo necesitamos vestirnos de la verdad desde lo más íntimo para que podamos vencer al mentiroso que es el diablo.

Tal como la verdad es de Cristo, la mentira es del diablo, por ello Dios ha determinado que los mentirosos no alcanzarán salvación, a menos que se arrepientan de sus mentiras.

Al igual que un cinturón que es colocado en la parte central (media) del cuerpo, así la verdad debe ser central en nuestro vivir.

La verdad es característica de Cristo y por tanto debe serlo de todos aquellos que le seguimos. Vistámonos de verdad, dejemos la mentira y cualquier forma de engaño.

El que pide prestado se vuelve siervo del que le presta Si pides prestadas mentiras al padre de mentira te vuelves siervo suyo. Es algo muy serio que deberíamos considerar.

La mentira no es inofensiva como nos parece o como nos tratan de hacer parecer.

La lucha de los siglos, desde el Génesis, siempre ha estado entre la verdad y la mentira, y la verdad es de Dios, es el lenguaje de Cristo, tanto como la mentira lo es del diablo.

Para vencer en esta batalla espiritual deberemos despojarnos de toda mentira, entonces el diablo no podrá reclamar que hay algo suyo en nosotros.

Vistámonos de verdad, hablemos con verdad aunque pueda tener costos ahora, nos traerá eternas recompensas en el reino de Dios.

La verdad debe ser nuestro cinturón, nuestro sostén.

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