Author: gabtorar
•10:34

Efesios 6:17b “Y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios”

De todas las partes que forman la armadura del cristiano, la espada es la única con un propósito ofensivo.

Todas la demás son piezas defensivas, que sirven para resistir, para defendernos pero la espada ha sido entregada para poder atacar.

Esta espada de la que se habla es una espada muy singular. EL verso aclara que se trata de la palabra de Dios. Un versículo muy conocido dice que “la palabra de Dios es más cortante que toda espada de dos Dios".

Eso implica que la palabra de Dios es de temer. Hay espadas que por su filo son muy respetadas, pero la palabra de Dios como espada (así como todo lo que Dios hace) sobrepasa a cualquier otra por ser “más cortante”.

Un buen escudo nos permite estar bien cubiertos, pero una espada cortante nos garantiza una buena capacidad de ataque.

David una vez que cayó el gigante, tomo la espada y le cortó la cabeza, para asegurarse que no volvería a levantarse.

Herodes hizo traer la cabeza le Juan bautista en un plato asegurándose que no volvería a levantarse.

Esta espada de la palabra es viva y eficaz, y lo es tanto para mostrarnos nuestras áreas flacas, como para golpear al enemigo en las suyas.

El diablo tiene debilidades ¿lo sabías? En otra oportunidad hablaré de esto con la ayuda del Señor, pero la espada del Espíritu es poderosa para cortar las cadenas que el diablo pone sobre nosotros.

Esta espada de verdad derriba las mentiras, esta espada de justicia nos reivindica enseñándonos a tomar el lugar que nos corresponde en Dios.

No hay nada más poderoso contra las mentiras del diablo que las verdades de la palabra de Dios. Conocer esas verdades y hacerlas parte nuestra nos hace libres de los engaños del maligno.

Necesitamos, por tanto, conocer la palabra de Dios, volvernos expertos en ella, en el uso de esta espada, porque ella es nuestra principal arma.

En la palabra de Dios hallamos las respuestas a nuestras inquietudes, y encontramos la sabiduría que necesitamos, el consejo oportuno del Señor para todas nuestras inquietudes.

Pero no basta con tener una espada en las manos, es fundamental saber cuando y con quien usarla. Pedro la usó contra Malco, cortándole la oreja, pero Jesús le mandó envainarla y restauró la oreja del varón.

No se trata de dar golpes a diestra y siniestra. Portar un arma demanda la responsabilidad de saber cuándo, con quién y por qué usarla. A veces vemos enemigos donde no los hay. A veces arremetemos contra quienes deberían recibir nuestra ayuda.

Somos responsables por lo que hacemos con esa espada.

Dios no ayude. Dios nos de la sabiduría para saber usarla en el momento y lugar indicado.

¡¡La espada del Espíritu, vaya que arma nos ha dado el Señor!!

Por ningún motivo un soldado saldría a enfrentar sus luchas sin su arma.

¿Has tomado la espada que Dios te dio? ¿Te estás dando el tiempo para volverte diestro en su uso?

Si no lo has hecho te animo a que no lo pospongas.

Con basta con tener esa magnifica arma a disposición, nuestra parte es aprender a usarla, y para ello, tendremos que comenzar a pasar tiempo con ella.

Por nuestro bien y el de los propósitos del Señor, comencemos a hacerlo ¡¡sin mayor demora!!

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