Author: gabtorar
•15:42

Efesios 6:17 “Y tomad el yelmo de la salvación…”

Cualquier situación que necesitemos atender, requiere de un grado de mentalización. Mentalizar se define como “preparar o predisponer la mente de un modo determinado”

Tener en la mente los pensamientos correctos es vital para conquistar o vencer. Las batallas uno las gana (o pierde) primero en la mente.

Cuando enfrentamos cualquier situación con una mentalidad derrotista, es bien difícil poder vencer.

La palabra de Dios da amplia cobertura a este tema. A Dios le interesa que sepamos que con Él somos vencedores.

El apóstol Pablo dice que somos MÁS QUE VENCEDORES en Cristo. Este pensamiento de victoria con Cristo debe estar presente en nuestra mente, especialmente cuando nos toca enfrentar a los enemigos de nuestras almas.

El enemigo sabe pelear psicológicamente. Nuestras principales luchas y batallas tienen lugar justamente en el terreno de la mente.

A ese campo, a la mente, Satanás envía los dardos de la depresión, del miedo, del pánico y otros…y lamentablemente debo reconocer que le va bien.

Él tiene mucho éxito convenciéndonos de sus mentiras. Es él quien nos convence de que somos perdedores, y nos mentaliza con esa clase de pensamiento, curiosamente el OPUESTO a lo que Dios desea que tengamos.

El yelmo o casco es otra pieza defensiva de la armadura del cristiano. Con ella cubrimos esta parte delicada (y tan atacada por el maligno) que es la cabeza.

Que el yelmo de salvación esté en nuestra cabeza se debe entender de 2 formas.

Una, como la seguridad que debemos tener en ese campo tan golpeado por las mentiras del maligno respecto a nuestra salvación.

Dos, como lo centralidad que el tema de la salvación debe tener en nuestras mentes.

Todo lo que uno hace parte con un pensamiento.

Podríamos decir que las cosas que vamos logrando en la vida son básicamente el resultado de las ideas que hemos tenido y que hemos llegado a materializar.

El tema de la salvación debe ser un tema medular para el cristiano. No es algo que podamos tratar de manera ligera o superficial.

Hay muchísimo en juego que nos afecta de manera específica y directa.

La salvación del alma es un tema individual.

La cabeza del cristiano debe estar protegida (cubierta, rodeada) por esta seguridad de la salvación y por la inquietud de la salvación. Hay una diferencia entre “ocuparse en” la salvación y “preocuparse por” la salvación. Aunque ambas cosas son importantes, para un cristiano el asunto debería ser “ocuparse en” la salvación, lo cual implica tener la mente ocupada con las cosas de Dios, con sus ideas, palabra, consejos, visión, motivación.

En resumen, uno debiera tener la cabeza ocupada en Dios, permitiendo a los pensamientos del Señor guiarnos, enseñarnos, corregirnos, alentarnos, igual que un casco cubre la cabeza, tener nuestra cabeza rodeada de Sus pensamientos.

A Satanás le gusta jugar con nuestros sentimientos y emociones. A él le gusta poner en tela de juicio, asuntos tan relevantes como son el amor que Dios tiene por nosotros, o Su deseo de hacernos bien. Por ello, debemos obedecer esta instrucción del Espíritu Santo y hacer de la salvación un tema prioritario en nuestra cabeza.

Para Cristo, el tema de la salvación de los hombres es muy importante y quiere que llegue a serlo para nosotros también.


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