Author: gabtorar
•13:16
Ayer escribía que la paz no viene sola. La paz no es producto de la buena suerte de algunos, sino más bien el resultado de una vida bien vivida, de una vida correctamente vivida, una que considera y atiende al Señor

El llamado de la escritura es a vivir en condiciones de paz con todos los hombres, en tanto nos sea posible.

Esa debería ser nuestra norma de vida entonces, la regla, y no la excepción.

Pero hay quienes han entendido esto al revés, dado que solo unos pocos se escapan de no tener problemas con ellos.

Es que hay personas altamente rencillosas, quejumbrosas, rápidas de carácter, altivas e injustas.

Creo que uno de los aspectos que más conflictos genera entre las personas es la injusticia.

Hay personas que se sienten muy justas, y que por tanto no piensan haber ofendido o defraudado a alguien. Ellos tienen un concepto distorsionado de sí mismos, al pinto que no logran ver sus errores, no llegan a ver en qué te han fallado.

La palabra de Dios habla de gente que es limpia en su propia opinión, si bien está sucia a los ojos de Dios.

¡¡Y vemos que otra vez el engaño ha salido al camino!!

Debemos esforzarnos por llevar vidas pacíficas, y evitar conflictos con el prójimo tanto como nos sea posible, pero hay veces en que sin importar cuanto nos esforcemos, tendremos conflictos con otros y eso es todo un hecho, a causa del carácter y de la conducta de algunas personas.

Sinceramente creo que esa es la razón por la que a veces uno debe entender que ya no es sano seguir teniendo contacto o relación con algunas personas puntuales, porque seguir en esa condición terminará trayendo quiebres y tristezas.

En las parejas sucede mucho que uno es más complicado que otro. Entonces uno siempre esta generand0 conflictos por todo lo que pasa (y a veces por lo que no pasa también).

El otro asume el rol de mediador, pacientemente aguanta esperando que Dios cambiará al otro y ese cambio michas veces nunca llega. Finalmente la relación termina muy mal.

Que todos nos equivocamos, no es ninguna novedad. Que tenemos en nuestro entorno personas conflictivas, tampoco es novedad, que si no tomamos decisiones serias sobre qué haremos con esa situación, nos traerá dolores tampoco debiera tomarnos por sorpresa.

A veces insistimos en mantener ciertas relaciones, el contacto con ciertas personas y no vemos la bomba de tiempo que hay detrás de esas relaciones.

Para que las relaciones funcionen apropiadamente deben ser recíprocas. No importa cuánto Dios haga por nosotros, si nosotros nos empeñamos por rechazar su autoridad, terminaremos mal, y eso sin poder echarle la culpa al Señor.

Hay familiares, compañeros, vecinos que nunca llegan a ver las realidad de cómo se comportan con el resto. Siempre creyendo que la gente les debe algo, que la gente les debe ayudar, que la gente tiene que estar ahí, por ellos, mientras ellos nunca hacen nada.

Es difícil mantener buenas relaciones en esas circunstancias. Jesús muy enfáticamente dijo que una casa dividida contra sí misma, no podría permanecer.

Para poder andar juntos hay que estar de acuerdo, y para cualquier acuerdo se requiere por lo menos a dos.

Hay que trabajar en las relaciones, mejorando las buenas, desechando las malas.

Buenas relaciones brindan paz al corazón, pero las buenas relaciones no se obtienen casualmente, sino como el producto de un trabajo intencionado.

Si es cierto que la unión hace la fuerza, entonces también debe ser cierto que donde hay desunión hay debilidad.

Esa debilidad es la que usa el enemigo para destruir y es donde el Señor nos quiere blindar.
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