Author: gabtorar
•11:34
Marcos 13:33 “Mirad, velad y orad; porque no sabéis cuándo será el tiempo”.

Este versículo guarda relación con la segunda venida de Cristo. ¡¡Qué maravilla!! Cristo estuvo en esta tierra hace poco más de 2 mil años y nosotros no tuvimos la oportunidad de verlo, pero Él ha prometido volver por los suyos y entonces la posibilidad de verle está abierta para nosotros hoy.

Pero ese tema escatológico no es lo que me motiva a escribir. En realidad quiero que prestemos atención a 3 acciones que debemos tomar precisamente a causa de que nosotros no sabemos en que minuto las cosas pueden llegar a ocurrir.

Oímos de accidentes automovilísticos, de fenómenos naturales, terrorismo, y otras cosas que repentinamente ocurren y nos toman por sorpresa.

No hay nada que podamos hacer para evitar ciertas cosas porque no está en nosotros evitarlas, pero Jesús explicó cuál debía ser nuestra política normal de vida: mirar, velar, orar,

Pienso que usted estará de acuerdo conmigo en el hecho que vivimos vidas de poca observación.

Vivimos muy rápido y nos pasamos de largo muchos detalles cotidianos importantes que entregan información de lo que sucede alrededor.

Muchos golpes fuertes que “nos da la vida”, llegan sin hacer ruido, sin aviso, pero otras tantas situaciones duras que vivimos son bien anunciadas, pero no llegamos a interpretar la información que recibimos.

En general los problemas de relaciones dan luces anticipando que las cosas no van bien. Que hay insatisfacción, dolor, molestia o incomodidad, pero nosotros ignoramos esa información y ella es la que nos puede evitar el golpe estrepitoso.

El vivir apurados y nos impide prestar atención a los estímulos externos, no atendemos con suficiente cuidado las señales que nos dan la sociedad, la familia, Dios, y finalmente terminamos atravesando por aquello que (de haber prestado atención) podríamos haber evitado.

De modo que mirar (observar) es primordial. Jesús habló de mirar lo que ocurre fuera de nosotros para entender el tiempo que vivimos.

Es importante mirar cómo van la familia, los hijos. Prestar atención a los cambios conductuales de las personas que nos rodean, cambios que normalmente son indicadores de que algo está pasando.

Pienso que muchas infidelidades, divorcios, rupturas y problemas de toda índole se podrían evitar, si cultivásemos el arte de observar.

Pero mirar no es todo. Jesús también señaló la importancia de velar. Esto significa estar (espiritualmente) despiertos.

Muchos accidentes se producen porque gente que debió estar despierta, lamentablemente se durmió.

Ya sea por extremo cansancio o falta del descanso apropiado, en algún minuto, el cansancio pudo más y quien debía estar velando (despierto) se durmió. Lo que dio lugar a la tragedia.

En términos espirituales el pastor es llamado a velar por su rebaño. Y para ello él debe sr el primero en estar despierto.

En la familia son los padres los responsables de estar bien despiertos para ver en qué pasos pueden andar sus hijos.

El peligro acecha, y muy frecuentemente, está más cerca de lo que uno piensa. Por ello es tan importante velar

Oímos de accidentes carreteros muchos de ellos con resultados fatales. Al investigar las razones, encontramos que en un alto número de ellos, el conductor se durmió.

Dormir cuando debemos velar puede ser causal de muchos problemas y dolores, por eso Jesús advirtió sobre la necesidad de velar.

Pero no basta con observar y velar, para transformar la realidad se requiere de la intervención del Señor y Él se involucra cuando se le llama en oración. Así la oración es el tercer asunto mencionado por Jesús.

A veces anhelamos que Dios nos ayude pero no acudimos a Él en oración para suplicar esa divina intervención.

La oración es una poderosísima herramienta para la comunión con el Señor, pero también para pedir y recibir del Señor.

Meditando en esto quizá lleguemos a descubrir que no hemos prestado suficiente atención a lo que ocurre alrededor, que hemos estado durmiendo en momentos que debimos velar, y (como si lo anterior no fuera poco), hemos dejado a Dios fuera de nuestra realidad.
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