Author: gabtorar
•12:22
Lucas 7:32 “Semejantes son a los muchachos sentados en la plaza, que dan voces unos a otros y dicen: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no llorasteis”.

Es difícil entender el comportamiento de las personas.

Lo que nos mueve a hacer o dejar de hacer cosas es algo bien difícil de precisar en algunos casos.

Jesús se encontró con esta problemática mientras desarrollaba su ministerio.

Sabemos por los registros bíblicos e históricos, que la persona de Jesús fue muy controversial.

El amor y gratitud que unos sentían por Él, solo se podría equiparar con el odio y repudio que otros abiertamente manifestaban, especialmente los que ostentaban posiciones en la religión.

Es difícil entender como los hombres pudieron haber escogido liberar al criminal y encarcelar al inocente. Así mismo a veces nos cuesta entender como es que él o ella pudo poner sus ojos en tal persona. O como él o ella pudo escoger esa clase de vida, trabajo, amistades o lo que sea, teniendo otras posibilidades.

Como ya mencioné es muy difícil llegar a entender por qué las personas se comportan de cierta forma.

Una mujer tiene un marido golpeador y sin embargo, lo defiende cuando otros le enrostran su mala conducta.

Por otro lado, una esposa que tiene un buen hombre a su lado (uno que le colabora en la casa, que le respeta, en fin un buen hombre) y ella sin embargo, le engaña o es irrespetuosa con él.

Uno no logra entender como ciertas personas hacen ciertas cosas. Y es que las personas actúan por motivaciones muy variadas.

Jesús se encontró con hombres de toda clase. Unos que le siguieron de principio a fin, otros que desde el comienzo le rechazaron, otros que le persiguieron hasta que le vieron morir.

Como padres o cónyuges, muchos “se parten la cabeza” tratando de complacer a otros. Se esfuerzan por dar lo mejor que pueden a sus hijos, por ejemplo.

Sus hijos son exigentes con ellos, y en más de alguna ocasión, les hacen pasar malos ratos a causas de sus exigencias.

De un día para otro encuentran amistades o parejas que no son ni cercanas a tanta exigencia. Los padres simplemente no entienden como pudo haber rebajado tanto las exigencias de un momento a otro.

Se que esto es algo que sucede cotidianamente. Un buen ejemplo de ello son los jóvenes.

La juventud actual es muy compleja. Por una parte, tienen tantos requisito con sus padres de respeto, demandas de cosas (ropa de marca, accesorios) privacidad, etcétera, y luego de un momento a otro los padres sienten una puñalada por la espalda cuando se enteran de la clase de amistades que tienen. Supuestos amigos que les faltan el respeto en todos los sentidos que te puedas imaginar, les tratan con garabatos, les estimulan a actitudes y prácticas nefastas y que sólo traen como fruto grandes dolores de cabeza.

Es casi incomprensible como por una parte hay tantas demandas y restricciones para los padres y por otra parte, tantas libertades y garantías para los amigos.

Enfrentamos la crítica por cada cosa que hacemos en favor de ellos y las malas llamadas amistades se llevan las alabanzas incluso cuando les hacen daño.

Muchas veces he tomado tiempo para reflexionado por cual de todas las buenas cosas que hizo Jesús su pueblo lo mataron versus por cual de todas las cosa malas que hizo Barrabás lo libertaron.

Jesús se refirió a esta actitud cuando dijo: ¿A qué compararé los hombres de esta generación y a qué son semejantes?
Luego añade que sin importar lo que se hiciera, los hombres no respondieron de la manera adecuada. En todo encontraron alguna traba, algún problema.

Jesús podía ver que el verdadero problema no estaba fuera sino dentro de ellos.

Personalmente he podido ver este patrón en algunas de las personas que ha venido a nuestra congregación.

Hay personas que sin importar lo que tu hagas no responderán a lo que Dios quiere de ellos. Las excusas para no responder sobrarán, mientras que las verdaderas razones siempre son más especificas.

Personalmente creo que la mayoría de las veces es nuestra falta de verdadero amor por Dios.

Es fácil decir que amamos a Dios pero demostrarlo es otra cosa. A menudo el amor nos cuesta algo.

Muchos hombres prometen amor eterno a sus parejas hasta el momento en que ellas les dicen que es tiempo de comprometerse, y el amor eterno misteriosamente se esfuma, junto con el pretendiente.

Hay personas que ponen condiciones para segur a Dios. Colocan un “si…”, condicionando su compromiso.

Sin embargo, la respuesta es siempre “si” para otros, y a veces a pesar de todo lo mal que estos se hayan portado. ¿Te parece justo?
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