Author: gabtorar
•6:47
Salmos 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican”

¿Cuántas veces hemos llegado al pensamiento de decir “no puedo”?

¿Cuántas veces nos hemos sentido tan sobrepasados por lo que nos ocurre que sinceramente hemos creído que no podremos seguir?

Creo que deben haber sido muchas

Por otra parte ¿Cuántas veces Dios nos ha demostrado que estábamos equivocados?

¿Cuántas veces después de pensar que habíamos llegado al fin pudimos ver que todavía seguíamos en pie?

No es extraño que nos ocurra esto. El pensamiento honesto que nos dice “hasta aquí llegamos” viene simplemente de nuestro propio ser que reconoce su impotencia, que admite que eso es todo lo que tiene para dar.

Esas mismas circunstancias son las que nos muestran la gran necesidad que tenemos de Dios, de Su intervención en nuestros asuntos cotidianos.

Si hemos conseguido permanecer en pie aún cuando sentíamos que ya no quedaban fuerzas en nosotros ¿cómo es que pudimos continuar? La respuesta es sencilla: “Dios”

¡¡Dios nos cargó!!

Una gran necesidad de los seres humanos es que lleguemos por fin a comprender que no se trata de nosotros sino de Él.

Dios nos muestra muy frecuentemente que no es en nuestras fuerzas que lograremos vencer en esta vida sino en las Suyas.

Cada vez son mas las personas que se sienten agobiadas por los pesos que llevan a cuestas, y si bien tratan (con la mejor intención en muchos casos), hay situaciones que simplemente les sobrepasan y caen victimas del desánimo e incluso depresión.

Esa misma necesidad da paso para que surjan las más variadas ofertas de solución a los problemas.

He oído tantas cosas, existen por ejemplo, un sin fin de libros de autoayuda (hay que decir que esos libros a los que más ayudan es a quienes los escriben y publican, porque les dan jugosas ganancias), que pretenden haber encontrado “El Secreto” para la salud, riqueza y prosperidad.

Todos esos libros (en los que por cierto Dios no ocupa ningún lugar) se enfocan en lo que tú puedes hacer por ti mismo, en los poderes ocultos de la mente que tu no habías descubierto, en el pensamiento positivo, etcétera.

Esa fue la misma mentira que Satanás le vendió a Eva en el huerto para hacerla comer del fruto prohibido. Le hizo una oferta irresistible para cualquier mortal: “serás como Dios”.

¿Cuántas veces has deseado ser Dios para cambiar alguna circunstancia a tu favor?

Para haber añargado la noche y poder descansar un poc mas para haberte transprtado a ese lugar paraidiaso y pasar un as espelendiad vavcionbes para tener los mediuo y adquieri lo que tanto anhelas, para sanar ese cancer de un familiar al que ama y vees consumirse en la enfermedad… si muchas veces hubiéramos querdiosedr Dios.

Esos libros 6000 años después de haberñpohecho con Adan y eva te vuelven a ofrecer la misma (falsa) posibilidad de serlo. Claro está que con una cubierta diferente, y recopilando testimonios de muchos (¿nos consta?) que han probado el secreto y les ha funcionado.

Esos libros de autoayuda te hacen quitar la mirada de la ayuda Divina. Le quitan a Dios su carácter Soberano y endiosan al hombre atribuyéndole características que suenan muy bien como chiste.

¿Podemos ser tan ingenuos como para creer que no somos ricos sólo porque no lo hemos deseado lo suficiente?

¿Que quienes son ricos, lo son porque atrajeron la riqueza, y que los pobres han atraído la pobreza en que viven?

Eso equivaldría a decir que la mujer que fue ultrajada, violada y asesinada lo fue producto de haber atraído la violación?

Debió ser una mujer muy sucia entonces para no haberse conformado solo con acostarse con un hombre y necesitar mas de uno.

El niño que fue abusado debió haber sido muy inmoral como para atraer los pensamientos de ese adulto que le abusó.

Usted entiende que usando la ironía para describir una situación que me parece, por decir lo menos, de una ingenuidad extrema, y siendo completamente franco, ridícula.

¿Puede ser que nos enfermemos solo porque no deseamos lo suficiente estar sanos, o porque atraemos con nuestra mente las enfermedades? ¡Claro que no!

Tristemente esos libros te llevarán a pensar en lo que tu puedes hacer por ti, pero debemos recordar lo siguiente: “si Dios no edifica la casa en vano trabajan los edificadores”.

El mensaje de esos libros es “NO necesitas un salvador, tu te puedes salvar; NO necesitas un sanador, tu te puedes sanar.

El verdadero secreto que se esconde detrás de esos libros es “NO necesitas a Dios, te tienes a ti mismo”

Pero nosotros sabemos que nO se trata de ti o de mi, ¡¡se trata de Él!!

Si Dios no está en medio, todo lo que hagamos aun si conseguimos algún dividendo en ello, será vano.

El hombre fue creado PARA habitar en comunión con Dios. Para servir y colaborar en la obra de Dios. Eso hacia adán en el huerto ANTES de caer.

El diablo lo separó de esa comunión y desde entonces ha seguido intentando convencer al hombre que viva independiente del Creador.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre” eso es lo que dice Santiago 1: 17.

No desciende de mis pensamientos, no desciende de las ganas que yo tenga de recibirlo, sino del Padre.

Los milagros no son producto de la voluntad del hombre solamente. Debe mediar la intervención divina para que ocurra un milagro.

Los milagros de hecho ocurren mayormente cuando la voluntad Dios se alinea con la voluntad (necesidad) del hombre.

Es un gravísimo error pensar que nosotros producimos la sanidad o la prosperidad o la riqueza, porque aún la facultad para que el hombre se haga de bienes y disfrute de ellos, es don de Dios.

¡¡Qué lastima que muchos le priven al Señor de la gloria (reconocimiento, gratitud) que Él merece por todo lo generosamente les ha concedido.
|
This entry was posted on 6:47 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.