Author: gabtorar
•11:22

Mateo 22:14 “Porque muchos son llamados, y pocos escogidos”.

Francamente estoy cautivo del pensamiento que Dios plantaba en mi interior al leer su palabra el otro día, con relación al poco conocimiento que tenemos las personas sobre el reino de Dios.

En la parábola de Mateo 22, Jesús estaba hablando sobre este trascendental asunto.

Me he quedado revoloteando alrededor de las ideas que parecen allí respecto al llamado, preparación y respuesta a ese llamado para ser parte de ese reino.

Debo reconocer que me han aparecido algunos obstáculos para poder hacer llegar este escrito, por lo que pienso debe tener alguna importancia.

La mayoría de las personas con quienes converso tienen la esperanza de la vida eterna, aunque hay algunas que se han dejado convencer por otras ideas.

Una de esas ideas es que “después de esta vida no hay otra”.

Otros, que no comparten esta idea, abrazan otra teoría llamada “re encarnación”, la que postula que “DESPUÉS de esta vida hay MUCHAS otras”.

En fin, las opciones son variadas y diversas.

Así, las personas que saben acerca del (y creen en) cielo, en la vida eterna y en el reino de Dios, son mi público objetivo en el día de hoy.

Para quienes creen en OTRAS posibilidades “extra bíblicas”, como la re encarnación (por citar un ejemplo), es posible que esta reflexión no tenga mucho valor, porque parte de una base diferente de pensamiento y fe.

Tengo razones para disentir de quienes creen que después de esta vida no hay otra y también para justificar que después de esta vida no hay OTRAS sino UNA sola.

Los fundamentos de fe que un cristiano usa tienen su raíz en la biblia, que es la palabra de Dios. LA BIBLIA es la REGLA DE FE de quienes creemos en el Dios de la biblia.

Si no fuera por la biblia, cada cual podría creer lo que se le antojara o deseara, pero a Dios le ha placido enmarcarnos dentro de ciertos márgenes de fe aceptables, los cuales están determinados POR y EN Su palabra.

Decía que quienes creemos en el cielo, en el reino de Dios, a veces fallamos en ver la importancia de ciertas cosas que aparecen explicitadas en la biblia, como por ejemplo este tema de la PREPARACIÓN que debe haber en nosotros PARA acceder al reino de Dios.

Sé que es popular decir que basta con sólo creer en Dios pero recordemos que el diablo también cree en Él. Es más, lo conoce incluso de un modo que nosotros todavía no le conocemos. Sin embargo, ¡¡está perdido!!

Nosotros no podemos GANAR la salvación, si hemos de ser salvos y entrar en Su reino, será por causa de Cristo y de su sacrificio, pero TAMBIÉN de nuestra obediencia a Él, de nuestra respuesta.

Pablo en una de sus epístolas habla sobra la importancia de obedecer a la fe.

Ser negligentes en hacer lo que Dios nos manda (o sea, desobedecer a la fe) nos pone en una situación de riesgo.

Hermanos que sinceramente aman a Dios, dirán que la salvación no se pierde, que NO SE PUEDE PERDER. Argumentarán que una vez que tú has sido salvo, serás siempre salvo, que nada nos podrá quitar esa salvación. Esa AFIRMACIÓN es muy discutible.

Dios NO JUEGA con nosotros, dándonos y quitándonos la salvación. El asunto es que NOSOTROS podemos ser (y SOMOS) descuidados con el tema de la salvación. Al serlo ponemos en riesgo tan precioso regalo de la gracia divina.

Pero NO perdamos el norte, estoy hablando de la preparación que debe haber para tener parte con Cristo, para entra en la boda del Rey.

Jesús dijo que “muchos son llamados, y pocos escogidos”. ¿Has sentido ese llamado?

Una vez que uno recibe el llamado de Dios (a ser parte de Su reino), se siente atraído hacia Dios, a escuchar Su palabra.

Una vez que uno despierta a la realidad de Dios, de Su cercanía e intervención en los asuntos de nuestra vida diaria, uno se da cuenta que la vida no es como uno pensaba.

¡¡Es tan crucial conocer a Dios como Seño!! Cuando Él se revela como tal, uno se siente sobrecogido por un temor reverente que se despierta en uno.

Es entonces cuando uno COMPRENDE cosas que antes no tenían gran valor. Por ejemplo, que ha usado el nombre de Dios en vano, que ha jurado, que ha mentido descaradamente, que ha sido desleal, que ha sido avaro, codicioso, egoísta, en resumen, es ENTONCES cuando uno se encuentra con lo caído de su naturaleza.

Las personas que no han respondido a ese llamado difícilmente entenderán lo que estoy hablando.

Existe un concepto social de Dios y existe un conocimiento espiritual y experiencial de Dios.

Uno puede hablar todo lo que quiera de Dios, pero uno no llega a saber bien de quien ha estado hablando HASTA que le conoce de cerca, hasta que responde a ese llamado.

Es entonces cuando uno se da cuenta que el reino de Dios ES MÁS SERIO de lo que uno pensaba.

Uno descubre que las DEMANDAS DE DIOS tienen ABSOLUTO sentido y valor por causa del carácter de Aquel a quien pertenece el reino al cual uno espera acceder.

La parábola deja claro que el hombre no estaba vestido apropiadamente y esa es la razón por la que es sacado de allí. Él ha sido negligente en prepararse para tal evento.

Yo veo a muchas personas que declaran ser cristianas que llevan vidas muy descuidadas, que son negligentes con su vida espiritual.

Uno sabe, por cuestiones de sentido común, que si va a presentarse a un trabajo debe ir vestido de acuerdo a la ocasión, si uno es invitado a una ceremonia sabe que debe llevar una presentación personal “ad hoc”. Eso para las cosas de esta vida.

Pero muchos no se dan cuenta que el reino de Dios también EXIGE una PRESENTACION ACORDE con el mismo.

Y todo esto no es nada nuevo ya que desde el comienzo la demanda de Dios ha sido por santidad.

No por una santidad religiosa sino por una santidad práctica que se manifiesta en las decisiones que tomamos diariamente.

La santidad tiene que ver con temer a Dios y apartarse del mal, de toda especie de mal.

Debemos preparar nuestras vidas en santidad si esperamos acceder a ese reino.

Las vestiduras por las cuales este hombre es rechazado y despedido de esa boda, son un elemento simbólico de esta santidad de la que hablo.

No estar vestido acorde es sinónimo de falta de preparación.

Él hombre es rechazado porque no se ha preparado como debería para la ocasión, pero está allí porque ha sentido el llamado a participar de esa boda.

¿Cuántas personas sienten el llamado de Dios en su vida cotidianamente?

Dios, por medio de situaciones o circunstancias, les hace ver que los quiere hacer parte suya, de Su vida, de Su reino, de Sus promesas. Y las personas REHUYEN (postergan o simplemente desprecian) ese llamado de todas las formas posibles.

¿Cuántas personas que están plenamente conscientes de la realidad de su llamado están deambulando LEJOS de ese llamado, consolándose con la idea de sentir que Dios los quiere cerca Suyo?

Sansón creyó que Dios estaría con él para librarle de la mano de los filisteos, y aunque varias veces estuvo, llegó el minuto en que, sin notarlo Sansón, el Espíritu de Jehová se había apartado de Él.

Ser negligente en prepararse para la boda resultará en perder la oportunidad de participar en la boda.

La parábola lo deja bien claro, pero parece no ser suficiente.

Frente al gran privilegio de ser convidados al reino de Dios, no podemos darnos el lujo de responder con indiferencia o negligencia en preparación para el evento.

Las pérdidas serán cuantiosas, irrecuperables y eternas.

Créeme querido lector, que de todo corazón deseo, que ninguno de los que leen estos escritos pierda la maravillosa oportunidad de participar de esa gloriosa y única boda en la que Jesucristo, Santo hijo de Dios, desposará a la iglesia para estar con ella para siempre en SU reino. …Continuará…

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