Author: gabtorar
•13:40
Romanos 6:23 “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro”.

Jesús estaba en la cruz por querer asumir una responsabilidad que no era suya. La cruz era el precio que se debía pagar por el pecado.

Jesús no hizo pecado, pero por nosotros se hizo pecado.

Hay muchas virtudes en la vida de Cristo, no solo el hecho que él hubiese vivido una vida sin pecado, sino que además estuvo dispuesto a asumir el costo de los pecados de otros, para ser más específico, los nuestros.

El concepto “pecado” ha sido desvirtuado. Desafortunadamente lo que las personas entienden como pecado está desenfocado de lo que en realidad es. La gente se ríe de la palabra pecado, habla irónicamente del mismo, se burla de quienes lo mencionan.

Es que existe una infortunada desinformación del asunto.

Lamentablemente, el asunto del pecado es muy serio, lo suficiente como para considerarlo. De hecho, si las personas llegaran a entender lo serio que es, nunca lo tomarían a la ligera.

Lo cierto es que Jesús si entendió la seriedad del tema y por eso actuó. Lo que hizo, debes saber que fue a nuestro favor. Esa es una deuda impagable que tenemos con Jesús.

No importa lo que hagamos, nunca podríamos resarcir el costo de nuestros pecados y Jesús decidió asumir ese costo.

¿Quién estaría dispuesto a pagar las deudas de otros? Solo alguien muy ingenuo, o bien, demasiado bueno.

Puedes saber que Jesús no está del lado de los ingenuos. Él no puede ser engañado, Él lo sabe todo, aun los pensamientos de nuestros corazones, el Señor los conoce.
De modo que él representa la otra parte, y lo que hizo de morir por nosotros en la cruz lo hizo sencillamente porque es demasiado bueno. Lo hizo porque sabía que no habría otra alternativa para nosotros aparte de Él.

La bondad del Señor es mayor de lo que a veces pensamos. Pero eso es porque Él sabe de las verdaderas y profundas implicancias que el pecado tiene sobre nosotros.

El pecado nos destruye, nos degrada. Los hombres somos muy buenos para alegar nuestros derechos.

Peleamos centímetro a centímetro los que consideramos son nuestros derechos, pero con qué facilidad nos rendimos a los pecados, siendo estos tan destructivos para nosotros.

Hay pecados de toda clase. Pecamos socialmente, pecamos moralmente, pecamos cívicamente, pecamos de mil y una formas, pero ese no es el mayor problema. El mayor problema es trivializar de tal forma el pecado, que ya no lo veamos como realmente es.

Sansón era un paladín de Dios, levantado por Dios pata defender a los judíos y para hacer prevalecer la voluntad de Dios.

Él sabía que los filisteos eran el enemigo, pero algo pasó dentro de él que le llevó a ver a los filisteos de una manera equivocada. Quizá a causa del continuo contacto con ellos, Sansón les llegó a ver de manera trivial. ¿Resultado? Terminó emparentando con el enemigo.

Es triste cuando llegamos a perder la medida de las cosas de esa forma. Y eso es lo que ha sucedido con el pecado.

Nadie juega cuando se habla del SIDA porque las personas saben que esa enfermedad es algo demasiado serio como para tomarlo ligeramente.

El pecado es mucho peor que el peor de los casos de SIDA, ya que no solo destruye el cuerpo sino también el alma de aquellos que padecen por causa suya.
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