Author: gabtorar
•14:06

Romanos 13:7 “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”.

Ayer escribí que las deudas deben pagarse. Uno podría preguntarse ¿y por qué?

Hay variadas razones por las cuales pagar las deudas es lo correcto. Uno paga las deudas porque son compromisos adquiridos por uno, por los que uno debe responder. O sea, por motivos de conciencia.

Pero existen otras razones. Las deudas generalmente tienen intereses. Las instituciones prestan dinero, por ejemplo, y cargan intereses mensuales por los dineros que prestan.

Cuando uno no paga a tiempo, a esos intereses se agregan otros cargos monetarios que aumentan la deuda.

Ese sistema es muy opresivo para las personas. Es de hecho un sistema que no ayuda a las personas a pagar, muy por el contrario, les hace más cuesta arriba el trabajo a quienes han sufrido REVESES monetarios que les impiden cancelar oportunamente.

Pero con todo lo nefasto e injusto que esos cobros puedan ser, ellos PRESIONAN a las personas a hacerse cargo por sus compromisos.

Las instituciones saben que para una gran cantidad de personas la conciencia no tiene mucho peso. Saben que hay un vasto grupo que no se complica la existencia y que simplemente ESCOGE no pagar.

En respuesta A ESA actitud y salvaguardar sus propios intereses, ellos actúan poniendo la presión de cobros extras que mueven a las personas a PREFERIR pagar antes que acumular intereses y morosidades que terminan haciendo la deuda todavía más grande, y sus situación financiera se ponga peor.

Dios sabe que las deudas imponen una gran presión interior, especialmente para las personas que si tienen buenos oídos para escuchar la voz de sus conciencias, y por eso nos advierte sobre el terreno al que accedemos cada vez que nos endeudamos.

El desearía que no asumiéramos otras deudas aparte de la de amar a nuestro prójimo, pero cuando no nos queda más alternativa que asumirlas, Él nos pone el peso de Su palabra, de pagarlas como es debido.

He tocado este tema porque a veces nuestro cristianismo falla en esos aspectos que parecen más terrenales. A veces simplemente dejamos nuestras deudas en las manos de Dios y nos desligamos de esos compromisos que NOSOTROS ASUMIMOS.

Al no pagar nuestras deudas nos hacemos daño, pero también dañamos a aquel a quien adeudamos, y por cierto dañamos nuestro testimonio.

La biblia dice que hay “una nube de testigos”. Esos testigos siempre nos están observando, y no pueden ser burlados.

No hay nada tan gratificante y tranquilizador como pagar una deuda.

Como dije ayer, Jesús PAGÓ la nuestra, la de nuestros pecados, para que pudiéramos ser libres del poder que el pecado ejercía sobre nosotros.

El pecado nos esclaviza y degrada. El pecado es una deuda contra la ley de Dios. ¿Puedes ver lo que Dios hizo con esa deuda? ¡¡La pagó por nosotros!! ¿Qué deberíamos hacer nosotros como seguidores suyos? Pagar nuestras deudas.

Reponiendo a la pregunta sobre por qué pagar nuestras deudas, la principal razón es porque JESÚS LO HIZO. Y sabiendo que hemos sido llamados a seguir sus pisadas, ese es un tema sobre en el cual lo debemos imitar.

Además, las deudas pagadas producen una tremenda paz interior que no tiene precio.

Y por supuesto, está más que claro que a veces uno desea hacer lo correcto pero no cuenta con los medios para hacerlo, en esos casos, podemos tener la seguridad que Dios nos ayudará. Recuerda que Él siempre nos apoyará para que hagamos lo que sabemos que está en SU voluntad.

|
This entry was posted on 14:06 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.