Author: gabtorar
•13:13

Lucas 12:34 “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”.

Al pensar en tesoros, no es raro que vengan a la mente recuerdos de historias de piratas que navegaban buscando tesoros escondidos o hundidos.

El concepto tesoro que uno tiene asimilado gira básicamente en torno a esa clase de ideas. Pero los tesoros de los que habla Jesús no se encuentran tan lejos de uno ni tan profundamente enterrados como aquellos que buscaban esos piratas.

La clase de tesoros de la que habla el Señor están muy a la vista de todos y a nuestro alrededor.

No necesitamos navegar por los mares y océanos, estos tesoros se personifican en nuestros proyectos y en las personas con quienes nos proyectamos.

Uno es capaz de hacer cualquier cosa por aquello que ama y por aquellos a quienes ama. Dios lo sabe muy bien. Él conoce muy profundamente el potencial humano y de seguro que por eso mismo se duele cuando en lugar de hechos le presentamos excusas, y cuando en lugar de mostrarle nuestro amor, nos conformamos con sólo hablarle de el.

Dios desea ser nuestro especial tesoro. ¡¡Nosotros somos el Suyo!!

Él sabe que tenemos la libertad de atesorar lo que se nos venga en gana, desde cosas y personas que bien valen la pena, hasta otras totalmente vanas, que al final del día, no nos dejan el más mínimo provecho.

Donde sea que esté nuestro tesoro, allí también estarán nuestras fuerzas, sueños y anhelos. Puedes contar con el hecho que ahí serán invertidos nuestros esfuerzos, capacidades y recursos.

¡¡Que sabio fue Jesús al tocar este tema y qué sabios seríamos nosotros si le prestáramos atención!!

¿Cuántas vidas tenemos para gastar? De acuerdo a la palabra de Dios ¡¡SOLO UNA!!

Que crucial es por tanto, que la invirtamos correctamente, mucho más sabiendo que no podemos volver el tiempo atrás. Más cuando sabemos que todo el tiempo que hayamos malgastado permitiendo que nuestro corazón NOS LLEVE detrás de aquello que no nos aprovecha, jamás podremos recuperarlo.

Una vez más veo en esto el gran amor de Dios.

Él sabe que a la postre, seremos nosotros quienes decidamos donde poner nuestro corazón, pero nos advierte de los peligros, de los riesgos en ser descuidados con nuestra elección.

¿Cuántos matrimonios que fracasan, vieron el desastre mucho antes de que este comenzara?

Estando a tiempo, no atendieron a las señales

¿Por qué? Porque el corazón estaba puesto ahí.

Después de algunos años de caminar en la fe, puedo decir sin temor a equivocarme que Dios siempre anticipa los resultados.

En muchísimo de los casos tristes que me ha tocado asistir como pastor, las mismas personas me han dicho: “Dios me lo había advertido. Yo sabía que no debía hacer tal cosa o emparentarme con tal persona o continuar con tal relación o aceptar tal propuesta”.

Para esas vidas, el “desastre” no vino sin previo aviso.

Dios siempre previene y la razón por las que estas personas continuaron a pesar de las obvias y claras señales de ALTO, fue porque sus corazones estaban puestos ahí. Tal como Jesús lo dijera: “en esas cosas ellos veían un tesoro, y sus corazones fueron tras el”.

El mismo Señor dice en Su palabra “si oyereis hoy Su voz, no endurezcáis vuestros corazones”

Para mí, son maneras gentiles Suyas de cuidarnos, de apercibirnos para que esta ÚNICA vida que Él nos regaló, la vivamos de la manera más provechosa y digna posible.

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