Author: gabtorar
•14:04

Santiago 1:12 “Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman”.

Por SU palabra, Dios nos instruye en relación a las cosas que nos convienen. En cada una de las múltiples facetas de nuestra vida, nos conviene hacer lo que Dios nos manda hacer.

¿La razón? Simple, Él siempre desea lo mejor para nosotros y además siempre sabe lo que viene por delante.

De ahí obedecer al Señor es conveniente para nosotros. Y si bien esa obediencia debiera ser permanente, hay momentos en los que obedecerle nos resultará ser especialmente beneficioso.

El llamado del Señor es a mantenernos en SU camino. Jesús señaló ser ESE camino. Andar por ese camino es seguro para nosotros, pero no podemos desconocer que muchas cosas atentan nosotros intentando sacarnos del camino o al menos desviar nuestra mirada de Él. Esas son las llamadas “tentaciones”.

Las tentaciones SIEMPRE vienen con la finalidad de DESVIARNOS del camino del Señor, de apartarnos de Él e impedir que hagamos Su voluntad.

A medida que transitamos por este camino llamado Cristo, encontraremos que a lo largo (o al costado de este) se presentarán distractores. Esos distractores son tentaciones, cuya finalidad, como ya dije, es desviar nuestros pies del camino o al menos, dificultar nuestro avance en Cristo.

Cuando las tentaciones aparecen en el camino es cuando más debemos tener presente lo que Dios nos ha enseñado.

De acuerdo a nuestro texto la tentación debe ser soportada. Uno quisiera ser constantemente LIBRADO de las tentaciones, me refiero a no tener que ser tentado, pero me temo que eso es algo imposible.

Con seguridad Dios nos guarda de muchas instancias de tentación, pero ÉL no evitará que seamos tentados en algún minuto.

Por eso nos dice cómo debemos proceder ante esa situación. Y nuestra parte consiste en soportar la tentación. La tentación viene a nosotros con el firme propósito de ejercer una influencia en nuestra conducta, actos y decisiones. SOPORTAMOS la tentación MANTENIÉNDONOS FIRMES en lo que Dios nos ha pedido o mandado por Su palabra.

Ser tentado no implica pecar. Hay muchos creyentes que se sienten agobiados por una culpa que no tiene razón de ser. Tentación no es pecado. Pecamos cuando CEDEMOS a la tentación, pero no pecamos al ser tentados.

Si las tentaciones son el vehículo por medio del cual Satanás se abre paso hasta nosotros, la obediencia es la herramienta por medio de la cual nos abrimos paso a la victoria que Dios nos ha prometido como hijos suyos.

Dios testifica en SU palabra que “Jesús fue tentado en todo, según nuestra semejanza, pero sin pecado”. Eso debe alentarnos.

Jesús venció porque frente a cada tentación recibida SE MANTUVO obediente a la palabra.

La misma victoria que Él obtuvo nos ha sido prometida si decidimos transitar por el camino que Él anduvo, que es el camino de la obediencia al Padre.

Si Dios dice que DEBEMOS soportar la tentación, eso quiere decir que PODEMOS soportarla. Dios siempre nos da el poder para hacer lo que manda.

No te dejes mover por las tentaciones, escoge dejarte mover por la palabra de Dios.

Ceder a la tentación produce tristeza en nuestro interior mientras que hacer lo que Dios manda trae como fruto una tremenda paz y gozo interior.

Cuando estamos siendo tentados, es cuando la obediencia es más necesaria. No lo olvides.

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