Author: gabtorar
•12:20
Existe un tema que considero muy oportuno mencionar especialmente a esta altura del año: el perdón.

Muchas relaciones se han quebrado por la falta de perdón.

Hay personas que “no sienten” que deban perdonar. Atribuyen el perdonar a un asunto de carácter divino.

Para ellos sólo Dios es digno de perdonar. Pero aunque esta idea parezca muy piadosa, es también una buena manera de desligarse del asunto.

Perdonar no es para nada sencillo, mucho mas cuando aquello que se debe perdonar es algo grave, me refiero a algo que nos haya dañado o perjudicado profundamente.

Las áreas a perdonar pueden ser muy diversas. Desde pequeñas situaciones cotidianas como hablarle a alguno en un tono inapropiado u ofensivo, a hechos de mayor calibre como son daños s la integridad física o personal.

No obstante el llamado de Dios es a que perdonemos.

Personalmente he sido ofendido muchas veces. En ocasiones la ofensa fue absolutamente gratuita e injustificada, y de seguro en otros no lo fue tanto, pero concretamente el llamado del Señor a mi vida ha sido siempre el mismo: Perdona al ofensor.

¡¡Qué ganas sentimos en ocasiones de tomar la justicia por nuestras manos!!

Es una fuerte tentación la de querer tomar el lugar de Dios y administrar “a cada uno lo que se merece”.

El problema es que nuestro juicio rara vez es justo y por eso Dios prefiere que dejemos esos asuntos en Sus manos.

Después de todo ¿cómo podríamos hacer justicia actuando injustamente?

Muchas personas en este tiempo están en búsqueda frenética de regalos y creo que un legitimo y muy necesario regalo sería darle el perdón a esa persona que nos ha ofendido.

Decimos “es que tu no sabes lo que esa persona me ha hecho. Es demasiado feo como para perdonarle”

Y probablemente tengamos razón, pero olvidamos que con toda seguridad lo que nosotros le hacemos al Señor es con frecuencia mas terrible y con todo Él nos ofrece su perdón.

Cristo no fue a la cruz por hacerse cargo de Sus pecados (que nos los tiene) sino de los nuestros. Con todo lo cruda que la cruz nos pueda parecer, El la sufrió para poder saldar nuestra deuda.

El precio por nuestras culpas fue su cuerpo sin pecado, y hoy podemos disfrutar de comunión con Dios porque Él decidió darnos algo que no merecíamos.

Sería bueno considerar acabar este año sin ataduras. La falta de perdón nos amarra a quienes nos han dañado u ofendido y seguramente podremos llegar mas lejos el año siguiente si no tenemos que cargar pesos extras a cuesta.

El perdón ofrece la posibilidad de dejar esos pesos y avanzar con mayor rapidez.

Por otra parte la gente que nos ofende normalmente lo hace porque no entiende cabalmente lo que está haciendo.

Quiero decir, si ellos entendieran las cadenas espirituales que las ofensas producen seguramente serían más cuidadosos para no ofender tan generosamente a quienes les rodean.

La invitación es a imitar a Jesús en este aspecto.

Estando en la cruz y después de todo lo que padeció, el Señor dijo “Padre, perdónalos (yo ya lo hice), porque no saben lo que hacen”
.
Dios nos conceda tener ese corazón perdonador que hubo, y aun hay, en nuestro misericordioso salvador.
|
This entry was posted on 12:20 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.