Author: gabtorar
•5:31
Isaías 6:1 “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”

Recuerdo hace algunos años cuando Dios habló a mi vida por medio de esta escritura que parece no tener grandes revelaciones, pero que aplicada en un sentido espiritual, como toda la palabra de Dios, es de gran valor y utilidad para el propósito de Dios en nosotros de hacernos crecer en Él hasta alcanzar la estatura de un varón (o mujer) “perfectos” en Cristo Jesús.

Muchas veces nos quejamos de que no logramos “ver a Dios”, esto es, de no llegar a comprender lo que Él desea DE nosotros o incluso lo que puede tener PARA nosotros.

Por tiempo buscamos y no logramos comprender cuál sea su buena voluntad para nuestras vidas, y cuando esto ocurre nuestro caminar cristiano se hace monótono y hasta insatisfactorio. Es bien desalentador caminar hacia donde no sabes ¿verdad?

Jesús dijo que el Espíritu Santo nos guiaría a toda verdad, y en este versículo se esconde una de las muchas potentes verdades que el Espíritu de Dios nos quiere mostrar: “para poder ver al Señor, ciertas cosas tienen que morir”

Hay hábitos, costumbres, relaciones, personas, tradiciones y otras cosas que le hacen sombra al Señor en nuestra vida y no nos permiten llegan a verle en SU gloria, en Su esplendor. En otras palabras, nos impiden ver a Dios como realmente es.

Muchos de nuestros conflictos de fe están ahí porque hay cosas en nosotros que nos impiden ver por ejemplo, cuán poderoso es el Señor.

Asimismo hay cosas que nos impiden ver cuánto nos ama el Señor. Hay cosas que nos impiden comprender cuán Santo es el Señor. Hay cosas que nos impiden ver cuán necesario es que nos apoyemos en el Señor, y así sucesivamente.

Para que Isaías pudiera ver al Señor, Uzías, el rey quien además era su tío, tuvo que morir. No es casualidad que justamente después que Uzías muriera, o mejor dicho, que en el año en que el rey terrenal murió, Isaías pudo ver al Rey de los Cielos.

Hay cosas terrenales que deben morir para que podamos ver las celestiales.

Muchas veces les digo a los hermanos de mi congregación “los pastores a veces no dejamos que la hermandad vea al Señor. Porque sin maldad comenzamos a atraer a las personas hacia nosotros, en vez de a Cristo. Cuando eso ocurre es preciso que respetuosamente la oveja le diga a su pastor: “Amado pastor, muévase un poquito hacia el costado para poder ver a Dios”.

¿Qué cosas te están impidiendo ver a Dios en Su Gloria y Majestad?

Dios desea revelarse (mostrarse) a nuestras vidas. Con ese fin nos creó, para que le conociéramos y disfrutáramos de una relación viva con Él, pero lamentablemente hay un cúmulo de cosas que nos impiden verlo, y Él seguirá escondido hasta que nosotros decidamos “sacrificar” (deshacernos de) tales cosas, personas o relaciones.

Con toda seguridad tal como Isaías podremos afirmar entonces, lo que ahora nos parece imposible: “Vi yo al Señor sentado su trono alto y sublime”.
|
This entry was posted on 5:31 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.