"He aquí he puesto delante de tí una puerta abierta la cual ninguno puede cerrar" (Apoc. 3)

Una de nuestras necesidades más imperiosas como hijos y servidores de Cristo, es poder movernos bajo un cielo abierto.

Hay tiempos en los que nada de lo que hacemos parece dar resultado. Oramos por los enfermos pero estos no sanan, predicamos con fervor, pero nadie parece recibir nuestro mensaje, deseamos hacer tantas cosas para el Reino pero los recursos nunca llegan. Y esto nos hace sentir como si estuvieramos ministrando bajo un cielo cerrado.

Pero gracias a Dios, todo tiene su tiempo y si somos fieles al Señor en los momentos de dificultad, Dios es fiel en darnos tiempos de refrigerio... y abrir los cielos.

Jesucristo dijo a los de la iglesia de Filadelfia que habia una puerta abierta para ellos.

Una puerta abierta habla de oportunidad. Nos brinda la posibilidad de alcanzar los objetivos y desafíos que antes no nos eran posibles.

Una puerta representa también el inicio de nuevas cosas, de nuevas etapas. Al cruzar el umbral de una puerta dejamos cosas atrás y avanzamos hacia lo nuevo que Dios tiene para nosotros.

Aunque Dios es el mismo ayer, hoy y por los siglos, siempre tiene novedades para nosotros. Recordemos que nos salvó para que andemos en novedad de vida.

Yo no se las oportunidades que Dios te vaya a presentar pero si estoy seguro que hay una puerta abierta de Dios para ti que has sido fiel, que no has desmayado, que has puesto al Señor por fundamento en tu vida, que has determinado servirlo no importando el costo.

A ls fieles de la tierra el Señor les dice: "el bien y la misericordia TE SEGUIRÁN todos los día de tu vida"

¡¡Hermano hay buenas noticias: Dios ha abierto puertas para nosotros!!