Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar.
29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas;”
Comenzando
mi conclusión sobre esta idea de cómo
hallar descanso y verdadera paz para el alma, es importante añadir que en ningún
caso esto significa que uno no tendrá vicisitudes en la vida. Jesús afirmó categóricamente que en el mundo
tendríamos aflicciones y las aflicciones de las que habla no se refieren a los
problemas que heredamos de tomar malas decisiones o de hacer cosas que están fuera
de SU plan, sino a las cosas que vienen por causa de no conformarnos a los patrones
que rigen al mundo secular, por decidir poner primero a Dios y Su reino, como
lo pidiera el Señor Jesús en el capítulo
6 del evangelio de Mateo.
La ansiedad
y angustia en el alma del hombre tiene que ver con el hecho de que el hombre SABE que existe un ser superior
llamado DIOS. Desde luego algunos prefieren eliminarlo de su carpeta de
contactos, porque este Dios no encaja con el estilo de vida que les gusta
llevar. Otros, más audaces, se forman “un
dios” a su manera, uno que esté en conformidad con ellos, con sus estilos de
vida.
Pero aun cuando
el hombre hace esto (y otras muchas cosas) SABE
que hay UN Dios, uno verdadero y mientras no tengan una adecuada
relación con Él, se verán en la necesidad de intentar llenar ese espacio con
muchos sucedáneos de DIOS.
Algunos buscarán
en la realización familiar, personal, social, profesional, etcétera, pero TODOS
llegamos al mismo punto: sin una relación adecuada con Dios (quiero decir EN SUS TÉRMINOS)
NO HABRÁ PAZ PARA EL ALMA.
Hay un
espacio en el interior de cada ser humano que nace en esta tierra que sólo DIOS
puede llenar. No digo que “algún dios” puede llenar sino que SÓLO EL VERDADERO DIOS puede llenar.
Alguien ha
dicho que ese espacio tiene la forma de Jesús.
Esto nos
lleva a la importante pregunta ¿Cómo llego a conectarme con este DIOS?
Y en este punto
emerge la relevancia de lo que Jesús dijo a quienes le oían.
Ayer me referí
al hecho de llevar SU yugo. Él dijo “llevad MI YUGO sobre vosotros y aprended
de mi que soy manso y humilde de corazón”.
Primero decir
que ser manso y humilde no tiene nada que ver con tener una actitud indolente
frente a las injusticias. Jesús no la tuvo. Él protestó CONTRA los religiosos,
por ejemplo.
Volcar las
mesas, echar fuera del templo a los cambistas y tratarlos de ladrones, no fue
un acto que pudiéramos llamar precisamente de humildad o mansedumbre. Seguro que
muchos se quedaron boquiabiertos con esa performance del Señor.
No era la actitud
que generalmente tenía Jesús pero la situación ameraba tal clase de respuesta
de parte Suya.
Había gente
allí que debía ser confrontada por su mediocridad, sinvergüenzura y descaro. El
Señor no trepidó en hacerlo. Nosotros tampoco deberíamos.
Pero con
toda esa actitud fuerte y confrontacional, alguno ¿podría poner en duda que Él era
humilde y manso en SU CORAZÓN? No lo
creo.
Eso es lo
primero lo segundo es ¿Cuál es ese yugo?
Creo no equivocarme
al decir que el Yugo del que habla es SU DOCTRINA. La cual plasmó toda SU vida, SU ejemplo. Trataré sobre este punto en la última parte de esta reflexión. ¡¡Dios les
bendiga!!
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