Mateo 7:11 “Pues
si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que
le pidan?”
Necesitamos
aprender a recibir
Uno desea recibir
pero rara vez se da cuenta que necesita tener capacidad para poder recibir.
Los procesos que
Dios nos permite vivir nos preparan para RECIBIR lo que ÉL nos quiere
dar.
Yo podría ser un
magnate pero con todo eso no puedo darle un vehículo a mi hija de 3 años porque
ella no está preparada para recibirlo. Podría tenerlo a disposición, subirse,
jugar en él, ensuciarlo, pero no sacaría el verdadero ni máximo
provecho de él, hasta que tener la capacidad (madurez) para
ello.
Uno generalmente
piensa que para recibir requiere fe solamente. Indudablemente la fe es esencial,
porque sin fe es imposible agradar a Dios. Dicho de otro modo, sin fe no es
posible recibir algo de Dios.
Y Dios
efectivamente se agrada de quienes le creen, de quienes actúan confiando en
Él.
Pero entiendo que
la razón por la que muchas veces pedimos sin recibir lo que pedimos es porque no
estamos preparados para recibirlo.
Un padre desea
darle todo lo mejor que puede a sus hijos. Un padre amoroso y preocupado no
escatima en gastos cuando se trata de sus hijos. Eso en el contexto de esta
vida. ¡¡Imagínate con Dios!!
Él no tiene un
presupuesto estrecho ni “meses malos” como ocurre con nosotros. Él tiene todo a
disposición. Es DUEÑO DE TODO y como si fuera poco PUEDE
TODO.
Pero aun un Padre
TODOPODEROSO como el nuestro se ve impedido de darnos TODO lo que quiera HASTA
que vea en nosotros la madurez, la capacidad de
recibirlo.
¡¡Qué gran
necesidad tenemos de ser gente espiritualmente madura!!
Israel perdió
todas las bendiciones de esa tierra bendecida por la mano de Dios por no tener
madurez, por no estar dispuestos a recibir TODO lo que Dios ponía por delante.
Uno quiere las
bendiciones pero se rehúsa a atravesar por los desiertos. No entendemos que el
desierto es la antesala a esa tierra que fluye leche y
miel.
Así para recibir
no sólo se necesita pedir, hay que tener la capacidad para recibir lo que uno
pide, y en eso los procesos, las luchas, pruebas y dificultades tienen un
glorioso propósito.
Esto hace más
fácil entender por qué a los que amamos a Dios TODAS las cosas nos
ayudan a bien.
ÉL está dispuesto
a dar cosas buenas a los se lo pidan. Pero ¿estarán ellos listos para
recibirlas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario