Author: gabtorar
•12:24

Juan 6:60 “Al oírlas, muchos de sus discípulos dijeron: Dura es esta palabra; ¿quién la puede oír?”
Las personas tenemos distintas medidas para evaluar las cosas de acuerdo a nuestros intereses.
Anoche, se presentó en Chile una cantante famosa en el mundo secular que arrastró a 45 mil fanáticos a un estadio quienes cantaron sus canciones, gritaron, se vistieron como ella y gastaron varios miles de pesos para estar en ese recital.
Algunos incluso se quedaron acampando  haciendo guardia para poder ganar un cupo en una parte especial donde accederían a estar más cerca de su cantante favorita.
¿Es duro hacer todo eso? Yo diría que si, pero ¿fue duro  para ellos? Creo que no.
Al contrario, se veían de los más contentos en los noticiarios. No les importó haber sido apretujados,  soportar las altas temperaturas, el calor, ¡¡y quién sabe cuántas cosas más!! Ellos tenían un objetivo en mente y estaban dispuestos a pagar el precio por ello.
Debo reconocer que al ver noticias como estas, me siento un poco triste, porque me encantaría que los cristianos tuviéramos por nuestro Dios (el verdadero Dios), “un poco” de ese fervor que el mundo tiene por sus ídolos.
Como dije antes, uno tiene distintas medidas para evaluar las cosas. Cuando se trata de nuestros proyectos, nunca tenemos problemas. Asumimos los costos con la mejor disposición, pero nuestra respuesta (lamentablemente) no es la misma cuando se trata de cuestiones relacionadas con Dios y nuestra fe.
¡Verdaderamente usamos distintas medidas!
Jesús estaba hablando a las personas en el capítulo 6 de Juan, a entender que debían “comer su carne y beber su sangre”. Esto puede parecer extraño, pero en síntesis el llamado era a tener un verdadero compromiso con Él. Esta ha sido siempre l deseo del Señor, tener un pueblo comprometido con Él, seguidores realmente vinculados con Él, con Sus planes y propósitos, con Sus principios y valores.
Dios sabe que las personas tenemos la capacidad de comprometernos y hacer esfuerzos y sacrificarnos (entiéndase como estar dispuestos a pagar un costo personal)  por aquello que nos motiva, por lo que deseamos y amamos.
Los seguidores de las distintas religiones son una prueba fehaciente de esto. Los que adhieren a movimientos sociales, Grupos y ONGs. Cualquiera persona que esté comprometida de verdad con algo está dispuesta a asumir costos por ello.
Pero la respuesta de muchos de sus discípulos fue que “la palabra de Jesús (sus demandas) había sido dura” (¿demasiado altas?). ¿Quién la puede oír?, dijeron.
Como también sucede hoy, ese día, las palabras de Jesús ofendieron a algunos de sus seguidores.
Se ofendieron muy posiblemente porque las demandas de Jesús estaban “por sobre” lo que ellos estaban dispuestos a dar.
Las demandas de Dios nos parecen duras pero ¿lo son en realidad?
Las personas corren a cumplir un horario en sus trabajos, (pero se relajan para llegar al lugar de adoración). Hacen esfuerzos presupuestarios para lograr proyectos familiares, (pero cuando se trata de Dios simplemente no alcanza). Y cuando se trata de ellos mismos no les parece duro y si les parece no importa, simplemente hay que hacerlo, pero no advertimos la misma disposición para Dios.
A mi juicio, el problema no es que las palabras de Dios (Sus demandas) sean muy duras o exigentes, sino la mala (baja) disposición que tenemos para responder a ellas.
Después de todo cuando Jesús les hablaba de tener un mayor compromiso con Él, lo estaba haciendo para el beneficio de ellos mismos, pero eso era algo que no podían ver.
Cuando uno está tan ocupado en lo propio, tan  ensimismado, no tiene ojos para ver más allá de uno mismo, y tristemente pierde de vista las bendiciones que una vida de compromiso y apego a Dios, trae consigo.        

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