Author: gabtorar
•12:57

Marcos  14:27 Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche…
Marcos  14:29 Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.
Pedro pronunció estas palabras justo cuando Jesús había AFIRMADO que esa noche TODOS sus discípulos se escandalizarían de Él.
¿Quien, fuera de Dios, conoce lo que verdaderamente hay en el interior del hombre?
Uno puede tener tantos conceptos equivocados de las personas, y como no, ¡si a veces ni siquiera nos conocemos a nosotros mismos!
¿Cuántas veces nos hemos sorprendido por haber hecho cosas (para bien o para mal) que no pensamos ser capaces de hacer?
Duele darse cuenta que uno no es lo que pensaba. Y aunque no nos gustan los períodos difíciles de la vida, ellos revelan de manera inequívoca lo que somos en realidad.
A veces para comprobar la calidad de algo, no queda más alternativa que probarlo, exponiéndolo a una situación límite.
Los vehículos, y en general casi todo lo que se fabrica, es expuesto a pruebas de rendimiento. En ellas, se analizan la duración y resistencia de los productos. Estos análisis son los que nos garantizan la calidad y durabilidad de lo que hemos adquirido.
Los períodos de dificultad resultan ser muy eficaces revelando lo que somos interiormente.
Mientras Jesús estaba al lado suyo, Pedro se sentía seguro, invencible. Había vivido demasiados capítulos junto a Jesús.
Estando a su lado, Pedro NO vio ni una sola derrota. Cada batalla al lado de Jesús era una victoria segura. Sin importar lo fiero del demonio, lo terminal de la enfermedad o lo perdido que pareciera algún asunto, Jesús transformaba todo por medio Su poder.
De seguro yo me hubiera sentido igual que Pedro si hubiese visto lo que él vio estando al lado de Jesús.
Recuerdo algo no tan espiritual,  como mis partidos de futbol con amigos, cuando al escoger los jugadores, uno se esforzaba por hacer que cierta persona quedara en el equipo con uno. Esa persona garantizaba un buen resultado al final por causa de su buen juego, o su técnica con  el balón.
Pienso que a Pedro le ocurría algo similar. Pero Jesús les está advirtiendo porque sabe que esta vez ellos no van a estar al lado de Él.
Jesús sería separado físicamente al lado de sus discípulos. Llegaría el momento en que lo que Él les había enseñado tendría más sentido que nunca. Ellos serían probados en sus convicciones.
Muchas veces les había dicho que no temieran, que no fueran hombres de poca, fe. Y ahora esas lecciones serían cabalmente probadas en todos ellos de una vez.
Pero mientras todos se escandalizaron podemos encontrar 5 figuras apostadas cerca de la cruz. Se trata de 4 mujeres y un varón. Entre ellas, María la madre de Jesús y María  Magdalena, y junto a ellas Juan, el apóstol.
Estas 5 figuras están ahí mientras que todos los demás han corrido pensando en su bienestar.
Estoy seguro que estar allí, requirió de verdadero amor y compromiso hacia el maestro. Sus vidas, así como la de Él, estaban en riesgo. Al fin y al cabo eran seguidores conocidos de Jesús y aquí lo estaban demostrando abierta e incondicionalmente.
Me pregunto cuán alentador fue para el Señor verles a los pies de su cruz.
Uno sabe que los verdaderos amigos son aquellos que están AHÍ, en las peores circunstancias, y las circunstancias no podían ser peores para Jesús.
Lo paradójico del tema es que Pedro, quien había prometido ser la excepción, NO estaba ahí.
OH Dios bendito, Tú que sabes TODAS LAS COSAS, Tú que conoces lo profundo de nuestros corazones ¡¡LIBRANOS de traicionarte!!  Líbranos de hacerte promesas que luego no podremos cumplir.
Permítenos ser como esos 5, que aunque NO prometieron esta ahí, en el momento de la verdad si ESTUVIERON.
Que no hablaron de lo que estaban dispuestos a hacer ni de cuánto te amaban, pero que en el momento de la verdad,  por medio de sus hechos DEMOSTRARON donde estaban sus corazones. Demostraron cuánto te amaban.
Que en tiempo difíciles como los que nos toca vivir, no nos escandalicemos de Ti.  Que no trepidemos en decir que somos Tuyos, Que te amamos y que si no nos avergonzamos del evangelio es porque ese poder fue el único capaz de librarnos del poder del pecado, y ponernos en la senda de la salvación.
Precioso Jesús: sin promesas, humildemente  te pido, GUÁRDAME para NUNCA escandalizarme de ti. Amén. 
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