Author: gabtorar
•11:30

Mateo 6:12: Y perdónanos nuestras DEUDAS, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores.

Creo que entre las cosas que más nos cuesta hacer, una de las más difíciles es perdonar.

La gama de cosas que necesitamos perdonar es muy amplia. Desde deudas que jamás son canceladas, tristezas que alguno nos ocasionó por actuar de modo incorrecto y a veces involuntario, hasta ofensas que derechamente nos hacen y que pueden tener diverso origen.

Lo cierto es que para el cristiano el tema del perdón no es opcional.

Somos seguidores de Aquel que otorgó el más grande perdonazo de la historia.

Una de las razones por las que a veces nos cuesta perdonar es porque tenemos una perspectiva equivocada del asunto.

En muchas ocasiones no perdonamos porque no sentimos que aquella persona sea digna de perdón.

Ello es tan poco sensato como que un doctor se moleste por recibir en su consulta gente enferma. Pero es la verdad.

Entendemos el perdón como algo que uno debe conceder a quien lo merece cuando en realidad el perdón es un acto de gracia.

Es algo que definitivamente no merecemos. En eso radica la gracia de perdonar. Y en eso también radica la dificultad para perdonar.

De ahí el perdón esta muy ligado al amor.

En el devocional anterior escribía que nuestra más grande necesidad es el amor y eso encaja perfectamente con lo que escribo aquí.

Perdonar es básicamente decidir cancelar una deuda a uno que nos debe.

¿Quién quiere eso? Nadie, porque como lógicamente es de suponer, todos queremos que aquel que nos debe nos pague lo que nos debe.

El mundo va todavía más allá y no sólo exige eso, además infracciona al que no cumple con los plazos estipulados.

De ahí que perdonar nos parezca tan extraño. De ahí que perdonar sea algo tan importante para Dios.

Siendo que Él nos da tantas cosas que no merecemos (entre ellas el perdón), Él espera que midamos a otros con la medida con que Él nos mide.

Cristo nos dio el más grande ejemplo de perdón. Y desde que lo entendí, nunca más dejé de enfatizar, cada vez que puedo, que el amor de Dios es el más grande de todos.

Se estila decir que el amor más grande es el de una madre e indiscutiblemente el amor de una madre es tremendo. Sin embargo, aun ESE amor palidece en comparación con el amor de Dios.

Jesús batió el record de Su propia palabra cuando murió en la cruz. Fue Jesús quien dijo que “no hay amor más grande que dar la vida por sus amigos” y él entregó la suya por sus amigos y enemigos también.

¿Por qué lo hizo? La respuesta es clara: de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su hijo. O sea, por amor.

Así aquello que puede parecernos imposible de perdonar, el amor lo hace posible.

Las personas siempre necesitamos alguna motivación para hacer las cosas que hacemos, perdonar a los demás también demanda una.

Muchas veces la misma persona que nos ha hecho (y a la cual debemos perdonar) representa todo lo contrario a una motivación para perdonar.

Nuestro deseo natural hacia esa persona es devolverle el daño que nos ha causado (en lo posible) multiplicado algunas veces.

Pero cuando Dios está presente uno logra ver la vida con otros ojos. La ve diferente, porque la siente diferente.

Damos de gracia, lo que hemos recibido de gracia. Dios nos ha perdonado cosas terribles y eso nos motiva a perdonarle a otros las cosas terribles que nos hacen.

Pero ¿qué nos mueve a hacerlo? El amor DE Dios, el amor A Dios. De cualquier modo, Es el amor.

Dice la biblia que el amor cubre multitud de pecados. ¡Que beneficioso es para nosotros mismos actuar con amor! ¡Que beneficioso es para nosotros mismos perdonar, sabiendo que somos pecadores y que necesitamos a la vez el perdón de otros cuando nos equivocamos!

El amor hace posible muchas cosas, entre ellas perdonar y dar libertad a quien está cautivo con nosotros.

|
This entry was posted on 11:30 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.